Simultáneamente, el llamado es también a sanar, transformarnos y evolucionar para que ese Brillo Interior que va más allá de toda dualidad se exprese y realice cada vez más puramente en esta Tierra. En este sentido, este proceso de Despertar tanto individual como colectivo esta inherentemente ligado al reconocimiento y trascendencia del ego, de nuestras contracciones y disonancias tanto internas como externas, de nuestra insistencia en la limitación y separación y nuestra habitual identificación exclusiva con un cuerpo e historia personal. A medida que reconocemos y transformamos esa presunción de separación y nuestras habituales maneras de limitarnos, todo en nuestra vida cambia, se vuelve más real, natural y espontaneo, y comenzamos a relacionarnos, tanto con uno mismo como con el otro, de verdad, con el Corazón.
Un llamado al Gran Espíritu y un llamado a la Tierra, una energía ascendente y una descendente. Un habitar en la Paz de la Presencia para la cual no tenemos que ser ni hacer absolutamente nada y un laborar diligente, amorosa y disciplinadamente por los llamados de nuestros corazones y por el cuidado de la Tierra. Estas dos caras de la realidad divina nos invitan a caminar un Zendero de reconocimiento de la forma, renunciar a ella, trascenderla e integrarla, encontrándonos de nuevo en el Origen, en lo que siempre hemos sido, pero de una manera nueva, fresca, renovada, auténtica y naturalmente armoniosa. Este zendero lo navegamos con un mapa que llamamos Nodos del Yoga y Vida Integral.